Artrosis
La Enfermedad Articular Degenerativa (artrosis u osteartritis) se define como el proceso que lleva a una degeneración articular, partiendo de una lesión cartilaginosa (López-Durán, 1995), como consecuencia de una disparidad entre el estrés mecánico aplicado sobre el cartílago articular y la capacidad de éste para resistirlo (Apley & Solomon, 1995).
Es la forma más común de enfermedad articular crónica. Básicamente este proceso se caracteriza por el deterioro progresivo del cartílago articular (Wilson et al., 1992; Aufderheide & Rodríguez Martín, 1998), que pierde su elasticidad y se destruye, pudiendo llegar a desaparecer, lo que hace que las superficies óseas subcondrales se pongan directamente en contacto, desencadenando una alteración de la morfología articular.
A los procesos degenerativos que afectan a los cuerpos vertebrales, se les denomina específicamente “espondilosis”, mientras que para los que afectan a las auténticas articulaciones diartrodiales se reserva el término EAD, que en la columna vertebral corresponden a las interapofisarias.
Artrósis cervical.
La artrosis cervical forma parte de las enfermedades llamadas AED, y consiste en una degeneración del cartílago que recubre las articulaciones existentes entre cada vértebra. Una de las principales causas es el envejecimiento; progresivamente la degeneración avanza y comienza a afectar a los discos intervertebrales y a las propias vértebras, que empiezan a producir tejido óseo fuera de los límites originales de la vértebra, formando “rebarbas artrósicas” del hueso. Estas rebarbas, poco a poco van estrechando el espacio que tienen la médula espinal y los nervios a su salida hacia brazos y hombros. Como consecuencia, estos nervios sufren una dolorosa inflamación.
A medida que la lesión avanza, aparecen otros signos como la osteoporosis y la osteofitosis.
Son numerosos los estudios que asocian este tipo de lesiones cervicales con trabajos en los que se deba mantener el cuello fijo en semiflexión (Jager et al., 1997)
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